Catalina Mir Real (1881 - 1961)

 











CATALINA MIR REAL (Palma de Mallorca, 24 de diciembre de 1881 - Jaén, 1961)

En la isla Palma transcurre su niñez y juventud, pero por su casamiento con José Bonilla Jaén se instala, en los comienzos del siglo XX, en Jaén. Era José Bonilla cofrade de San Andrés y propietario del palacio de Cobaleda-Nicuesa. Tuvieron un hijo, José Antonio Bonilla Mir (1909 - 1989) que fue director del Instituto de Estudios Jiennenses y por dos veces presidente de la diputación y gobernador de la Santa Capilla de San Andrés.

Comenta Ortega Sagrista: “¡Qué cambio tan enorme para ella! De la toda dulzura y delicadeza de la culta isla balear, se encuentra de repente, como perdida, en la vieja ciudad semi-andaluza de Jaén, con un clima tan distinto, con un cielo de intenso azul y un sol deslumbrante que ciega, con una pobreza desoladora en las clases humildes, analfabetas en su totalidad, podríamos decir, y con unas costumbres y un habla que le resultan duras, agrias.”

Catalina Mir es mujer de gran espiritualidad y talento, muy observadora, y en aquel ambiente jaenero del primeros de siglo XX descubre todo lo bueno de su tierra de adopción.

Muestra preocupación social por nuestras clases humildes. Participa activamente en obras de caridad y benéficas, como las conferencias de San Vicente de Paúl, o en la Junta de Damas de la Cruz Roja y siente compasión e interés por los niños pobres de Jaén al verlos tan desprovistos de enseñanza religiosa y de toda clase de ilustración. En sus escritos relata: “Por aquella época la miseria era muy grande entre la gente del pueblo. Los padres se veían obligados a ocupar a sus hijos en trabajos desde los seis o siete años, a veces incluso para ayudarlos a su sustento, desconociendo, al mismo tiempo, por su propia incultura, el valor de la escuela y de la educación.”

Así, como los niños trabajaban durante el día, no les era posible asistir a las pocas escuelas que funcionaban durante la jornada diurna y laboral, muy larga también. Entonces, Catalina Mir, crea en 1919 unas escuelas nocturnas para que los niños y los jóvenes pudiesen aprender religión y cultura elemental. Se aconsejó de personas que le merecían toda confianza, como el padre Poveda, Pepita Segovia y el canónigo Cristino Morrondo. Y fundó la Escuela Nocturna del Niño Jesús de Praga, en la esquina de la calle Pilarillo hoy Julio Ángel, con Ejido de Alcantarilla, para hijos de obreros, completamente gratuita, en la que se admitían muchachos de siete a veinte años, deseosos de aprender a leer y escribir, recibiendo una educación primaria en la que no faltaba media hora cotidiana de explicaciones catequísticas, con unos sencillos y claros textos en seis lecciones iniciales, y de los que se hicieron varias ediciones, una en febrero de 1921 y otras posteriores. También redactó Catalina Mir un programa para la organización y desarrollo de las clases y una serie de ejercicios de doctrina católica. Las plazas eran insuficientes para las solicitudes que se presentaban y fue preciso aumentar el número de maestros hasta cuatro, más otros dos, uno de dibujo y otro de música, enseñanza esta última que la fundadora consideraba muy útil para cultivar el espíritu, y que permitió formar un coro de alumnos que actuaba en las veladas infantiles que se organizaban durante el curso y en las de 23 de marzo, aniversario de la fundación de la escuela, o en el reparto de premios de final de curso, premios que aparte de las medallas que se daban, consistían en prendas de vestir que tanta falta hacían a los hogares modestos.

Una junta de señoras ayudaba a Catalina Mir, organizaba las primeras comuniones y cumplimientos pascuales, y hasta preparaban luego unos desayunos de chocolate y típicos ochíos, y el arroz con leche final, que ellas mismas cocinaban.

Actualmente se conoce como Fundación Catalina Mir  cuyos fines son promover y realizar actividades de carácter asistencial y formativo en favor de la familia —especialmente las numerosas— y de los jóvenes que estén en período de formación profesional, que sean conformes a los valores éticos de la civilización cristiana.
Asimismo, promueve el voluntariado social y el impulso de la cooperación internacional para el desarrollo en los países del Tercer Mundo

Otra faceta en Catalina Mir fue su labor poética y literaria pues fue una escritora delicada, tierna, sentimental.

Desde niña escribió versos dedicados a su adorada y bellísima Mallorca. Luego, su prosa poética se revela en ese libro editado sólo para sus íntimos y que se llama Cuadritos y Recuerdos. Son descripciones deliciosas, con capítulos dedicados a Mallorca, y otros como son los dedicados a nuestra tierra: «Viernes Santo», «Febrerillo loco», «Abril», «Noviembre», «Cuando el tiempo es malo», «Nochebuena» …

Tiene otro libro Memorias de un año triste, muy íntimo y quedó en un solo y valiosísimo ejemplar.

Calle Catalina Mir Real: Distrito Norte - Barrio Expansión Norte

Enlaces en la Red:

1.       https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/1197256.pdf “Mujeres de Jaén” Rafael Ortega y Sagrista

2.       http://www.catalinamir.org/

3.       http://www.ideal.es/jaen/prensa/20061104/local_jaen/fundacion-catalina-presenta-simposio_20061104.html

4.       http://es.calameo.com/read/001220908ec42b3df71cf

5.       http://www.redjaen.es/francis/?m=c&o=105555 “Casería de Vadillos”

6.       http://www.triviumarquitectura.es/proyectos/patrimonio/palacio-rub%C3%ADn-ceballos-casa-del-gitano “Palacio Rubín Ceballos. Casa del gitano”

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