Francisco Ayala García Duarte (1906 - 2009)
Francisco Ayala García-Duarte (Granada, 16 de marzo de 1906 – Madrid, 3 de noviembre de 2009)
Escritor, jurista, profesor de Literatura,
sociólogo y ensayista.
A los dieciséis años se trasladó a Madrid,
donde estudió Derecho y Filosofía y Letras. En esta época (1922/23)
publicó sus dos primeras novelas, Tragicomedia de un hombre sin
espíritu e Historia de un amanecer.
Colaboró habitualmente en Revista
de Occidente y La Gaceta Literaria. Residió en Berlín entre 1929 y
1931 durante el surgimiento del nazismo. Se doctoró en Derecho en la Universidad
Complutense de Madrid e impartió clases en la misma.
Fue letrado de las Cortes desde la
proclamación de la República. En el comienzo de la Guerra Civil se
encontró dando conferencias en Sudamérica y, durante la misma, ejerció como
funcionario del Ministerio de Estado.
Al caer la República se exilió en Buenos
Aires, donde pasó diez años trabajando y colaboró en la revista Sur, en el
diario La Nación y en la editorial Losada; asimismo,
cofundó con Lorenzo Luzuriaga la revista Realidad.
Posteriormente, aún en la década de los
cincuenta, Ayala se trasladó a Puerto Rico, país en el cual impartió
cursos en la Facultad de Derecho de la Universidad de Puerto Rico,
invitado por el Decano de dicha institución.. Desde el archipiélago de Puerto
Rico viajó a Estado Unidos de América, donde impartió clases de
Literatura española en las universidades de Princenton, Rutgers, Nueva
York y Chicago, aunque también mantuvo estrechos lazos intelectuales y
culturales con Puerto Rico, donde igualmente vivieron largos exilios los
renombrados Pau Casals y Juan Ramón Jiménez, entre otros españoles.
En 1960 regresó por primera vez a España.
Desde entonces, volvió todos los veranos y compró una casa. Se reintegró a la
vida literaria. En 1976 se instaló definitivamente en Madrid, donde continuó su
labor de escritor, conferenciante y colaborador de prensa. En 1983, a los 77
años, fue elegido miembro de la Real Academia Española; leyó su discurso
de ingreso un año después. Hasta muy avanzada edad ha seguido escribiendo con
plena lucidez. En 1988 obtuvo el Premio Nacional de las Letras Españolas;
en 1990 fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía; en 1991 fue galardonado
con el Premio Cervantes y en 1998 con el Premio Príncipe de
Asturias de las Letras.
La crítica ha dividido generalmente la
trayectoria narrativa de Francisco Ayala en dos etapas: la anterior y la
posterior a la Guerra Civil Española.
En la primera etapa, anterior a la
Guerra Civil, escribió Tragicomedia de un hombre sin espíritu (1925)
e Historia de un amanecer (1926), que se inscriben en una
línea narrativa tradicional. Con El boxeador y un ángel (1929)
y Cazador en el alba (1930) abordó la prosa vanguardista.
En ambas colecciones de cuentos predominan el estilo metafórico, la brillantez
expresiva, la falta de interés por la anécdota, la fascinación por el mundo
moderno.
Tras un largo silencio, Francisco Ayala
inició su segunda etapa en el exilio con El hechizado (1944),
relato sobre el intento de un criollo de entrevistarse con el rey Carlos II que
formó parte en 1949 de Los usurpadores, libro compuesto por siete
narraciones cuyo tema común es el ansia de poder. La historia sirve aquí para
reflexionar sobre el pasado, a fin de conocer con mayor profundidad el
presente. También en 1949 publicó La cabeza del cordero, conjunto
de relatos sobre la Guerra Civil, en los que presta mayor atención al análisis
de las pasiones y comportamientos de los personajes que a la crónica de unos
acontecimientos externos. Muertes de perro (1958) constituyó
una denuncia de la situación de un pueblo sometido a una dictadura, al
tiempo que presentó la degradación humana en un mundo sin valores. El
fondo del vaso (1962) es un complemento de la novela anterior, que
está presente en este nuevo relato a través de los comentarios que de ella
hacen los personajes. La ironía se convierte en el recurso central de esta
obra, aunque una mayor comprensión hacia el género humano va sustituyendo al
desprecio. En algunas ocasiones, como en El hechizado, se acercó al
mundo existencial y absurdo de Franz Kafka, con una denuncia implícita de
la inmoralidad y estupidez del poder.
Después de estas novelas Francisco Ayala
siguió publicando relatos, como los recogidos en El As de Bastos (1963), El
rapto (1965) y El jardín de las delicias (1971),
libro que se basa en el contraste entre la objetividad satírica de la primera
parte, «Diablo mundo», y el tono evocativo, subjetivo y lírico de la segunda,
«Días felices». En 1982 apareció De triunfos y penas, y en 1988 El
jardín de las malicias, donde recogió seis cuentos escritos en diferentes
épocas de su vida.
Gran importancia tiene también su obra
ensayística, que abarca temas políticos y sociales, reflexiones sobre el
presente y el pasado de España, el cine y la literatura.
Escribió unas memorias: Recuerdos
y olvidos (1982, 1983, 1988 y 2006).
Fue miembro de la Academia de
Buenas Letras de Granada. En noviembre de 2003 recibió en su ciudad natal el
nombramiento de Socio de Honor de la asociación Granada Histórica,
manifestando que ese, «tal vez, había sido uno de los momentos más bellos de la
última etapa de su vida, pues tras casi un siglo de sentirse granadino por el
mundo entero, ahora se reconocía por los propios granadinos».
Fue miembro de la Academia Europea
de Ciencias y Artes desde 1997.
El 15 de febrero de 2007 se convirtió en
el primer depositario de la Caja de las Letras (cajas de seguridad para que grandes personajes de la cultura hispánica depositen un legado que no se abrirá hasta la fecha que ellos decidan) del Instituto Cervantes de Madrid.
Falleció a la edad de 103 años.
Calle Francisco Ayala García Duarte: Distrito Oeste - Barrio Santa Isabel
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