Eduardo Arroyo Sevilla (1885 - 1962)







EDUARDO ARROYO SEVILLA (Torredelcampo, 1.885- Jaén, 29 de diciembre de 1962), 

Médico y científico español. Se dedicó también a la arqueología, fotografía, música y periodismo.

Hijo de Eduardo Arroyo Ruiz, médico de Torredelcampo y de Vicenta Sevilla. Un hermano suyo, Gabriel, también médico, fue pionero en la radiología. Estudia el bachillerato en el Instituto de Jaén, se licencia en Medicina por la Universidad de Granada.

Inicia su actividad como médico en Torredelcampo, trasladándose a Jaén en 1915. Vive primero en la Plaza de las Cruces, y luego en la calle Aldana –en una casa que luego fue sede de la ONCE-, finalmente se afinca en una casa palacio de la calle Almendros Aguilar. Se casa con María del Carmen García-Triviño Fernández, con la que tuvieron siete hijos: Trinidad, Eduardo, Rafael, Vicente, Luis, Carmen y Jesús. Padeció una grave enfermedad pulmonar por lo que se puso en manos del doctor Luis Sagaz a partir de 1930-32.

Adelantado en el campo de la cardiología y en la investigación paraclínica, montó su propio laboratorio ideando dispositivos de laboratorio como un aparato que marcaba leucocitos; así mismo introdujo la técnica de determinación del metabolismo basal. Junto al doctor Vela, de Sevilla, impulsó la electrocardiografía en Andalucía. Describió y publicó uno de los primeros casos de kala – azar (leishmaniosis) en España, entre los años 1920 a 1925. Asimismo fue el primero en identificar en España un parásito intestinal, fuente de ciertas enfermedades, conocido con el nombre científico de Hymenolepis nana. Académico de la Real Academia de Medicina de Granada.

Como fotógrafo crea una colección de placas impresas sobre vidrio, para visión tridimensional, que podían visionarse con un aparato llamado veráscopo. Películas y fotografías suyas forman parte del archivo histórico de Jaén.

También tocaba el violín, y junto con familiares formó un pequeño conjunto, participando en actividades musicales que él mismo promovía; en algunas de ellas participó su amigo Andrés Segovia.

Su casa era como un centro cultural donde se celebraban audiciones, tertulias literarias y científicas, funciones de teatro, exposiciones fotográficas y proyecciones cinematográficas.

Dominaba el esperanto y mantenía intercambios con otros hombres de ciencia como Gregorio Marañón.

La plaza, hoy calle, conde instaló su primera consulta lleva su nombre.

Como arqueólogo localizó una muralla ciclópea prerromana en Santa Ana (Torredelcampo), así como objetos de la cultura ibérica, que podemos apreciar en el Museo Provincial de Jaén.  Inventó también un identificador de minerales.

Y ahora contamos de un idolillo de marfil encontrado en la cueva de El Miguelico, en el cerro del mismo nombre, término municipal de Torredelcampo: En 1916, el historiador Enrique Romero Torres publica en un artículo titulado Antigüedades ibéricas en Torredelcampo el hallazgo de una cueva en dicho cerro, de entrada angosta pero con dos amplias estancias-. Dice este historiador que en 1914 alguien encontró en la segunda estancia una losa, debajo de la cual había un idolillo de marfil junto a un esqueleto humano. El idolillo medía 13 centímetros de alto por 2 de ancho y, según Romero de Torres, “representa un exvoto femenino acusado por el triángulo sexual y por la rizosa cabellera que cae por su espalda" datado de la Edad del Cobre, alrededor del 2500 a. C.



Posteriormente, en 1956, el doctor Eduardo Arroyo Sevilla, en su discurso de ingreso al Instituto de Estudios Giennenses, habla del idolillo, en un artículo llamado Un idolillo excepcional. Comenta que por 1914 un pastor le indicó al doctor que gentes del pueblo habían sacado un “muñequillo” de una cueva que visitó  don Eduardo, encontrando la losa movida, con huesos humanos debajo y la tierra removida. Tras indagar por el pueblo consiguió hallar la figura en manos de unos chiquillos, hijos de un labrador amigo, el cual se lo donó.

Tras varios años, Ramón Espantaleón, muy interesado en el idolillo, lo recibió como un regalo de parte de don Eduardo y en 1956 lo donó al Instituto de Estudios Giennenses. Durante ese discurso de ingreso de don Eduardo el idolillo fue expuesto al público, estando ya bien fotografiado y documentado como exvoto posiblemente de origen íbero o fenicio.

Sobre 1964, Blanco Freijeiro se refiere a él en una publicación, incluyendo una fotografía, y lo fecha correctamente (Edad del Cobre), asociándolo a otro exvoto hallado en los Marroquíes. Años después, el catedrático Javier Carrasco Rus busca con ahínco el idolillo, en razón de un libro de la época que estaba preparando, pero de manera infructuosa. Al parecer, en su traslado del Instituto de Estudios Giennenses al entonces nuevo Museo Provincial de Jaén, desapareció para siempre, porque nunca más se llegó a saber de él ni de su paradero. 

Muchas destrucciones y desapariciones en nuestro patrimonio: El acueducto romano de la Senda de los Huertos, destruido en 1976, el del Huerto Cárdenas en la Magdalena, el convento de San Francisco, el teatro Cervantes, las puertas de la muralla como la de Santa María y la de Noguera, diferentes palacios, casas solariegas y tradicionales, iglesias, conventos y ermitas, etcétera. En fín.

Calle doctor Eduardo Arroyo: Distrito Casco Antiguo - Barrio San Bartolomé

Enlaces en la Red:

4.       http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3608218.pdf “En homenaje y recuerdo a Don Eduardo Arroyo Sevilla” Luis Sagaz
5.       http://servicios.ideal.es/jienenses/eduardo_arroyo.html “Jiennenses del siglo XX”
7.       http://www.diariojaen.es/opinion/articulistas/el-idolillo-de-la-cueva-de-el-miguelico-historia-de-un-desproposito-KJ1029862 “El idolillo de la cueva de El Miguelico, historia de un despropósito”

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