Pío XII (1876 - 1958)
EUGENIO MARIA GIUSEPPE GIOVANNI PACELLI, PÍO XII (Roma, 2 de marzo de 1876 - Castel Gandolfo, 9 de octubre de 1958)
Papa
número 260 desde el 2 de marzo de 1939 hasta su muerte .
Nació
en el seno de una familia aristocrática, cuya historia los unía al papado, ya
que pertenecían a la llamada nobleza
negra. Era el tercero de los cuatro hijos de Filippo Pacelli, príncipe de
Acquapendente y de Sant’Angelo in Vado, y de su esposa la nobildonna Virginia Graziosi.
Su
abuelo paterno, Marcantonio Pacelli, fue secretario segundo en el Ministerio de
Finanzas de los Estados Pontificios y
luego secretario del Interior bajo el papado de Pío IX (a quien acompañó al exilio de Gaeta)
desde 1851 hasta 1870; fundó el periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano en 1861. Su padre, Filippo Pacelli,
fue el decano de la Sacra Rota Romana; y su hermano, Francesco Pacelli, fue un
renombrado abogado especializado en derecho
canónico, conocido por las negociaciones en los Pactos de Letrán en 1929, que
significaron la conclusión de la Cuestión Romana.
Con doce años anunció sus intenciones de ingresar en un seminario en
lugar de ser abogado.
Hizo
sus primeros estudios en una escuela católica privada. Después de terminar sus
estudios primarios, Pacelli emprendió sus estudios secundarios clásicos en el
liceo Ennio Quirino Visconti, de Roma, una escuela con tendencias
anticlericales y anticatólicas.
En
1894, a la edad de dieciocho años, ingresó en el seminario de Capranica, para
prepararse a la ordenación sacerdotal. Sin embargo, no soportó el internado,
por lo que en el verano de 1895 abandonó el Capranica y se matriculó para el
siguiente año en el Instituto Apollinare. En el seminario había recibido una
dispensa especial para vivir en su casa, debido a problemas de salud. Desde 1895 hasta 1896, estudió
filosofía en la Universidad de La
Sapienza, en Roma.
Fue
ordenado sacerdote en el año 1899 y se matriculó en la
Pontificia Universidad Gregoriana y
en el Instituto Apollinare de la Pontificia
Universidad Lateranense.
En
1899, se doctoró en teología y
en derecho civil y canónico.
Vincenzo
Vannutelli, cardenal del título de S.
Silvestro a Capite y avezado
diplomático, que era amigo personal de su padre, lo tomó bajo su protección y
lo tuteló en sus estudios.
Tras
ser ordenado sacerdote recibió su primera asignación como encargado en Chiesa
Nuova, donde había servido como acólito.
En
1901, ingresó en la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, una
suboficina de la Secretaría de Estado
del Vaticano, en donde se convirtió en un minutante, gracias a la
recomendación del cardenal Vannutelli.
En
1904, Pacelli fue nombrado chambelán y en 1905 prelado doméstico de Su
Santidad. Desde 1904 hasta 1916,
el padre Pacelli asistió al cardenal Pietro
Gasparri en su codificación del derecho
canónico en el Departamento de Asuntos Eclesiásticos
Extraordinarios. Fue también
elegido por el papa León XIII para
entregar las condolencias en nombre del Vaticano a Eduardo VII de Inglaterra,
después de la muerte de la reina
Victoria. En 1908, sirvió como representante del Vaticano en el
Congreso Internacional Eucarístico en
Londres, donde conoció a Winston
Churchill. En 1911 representó
a la Santa Sede en la coronación del rey Jorge
V de Inglaterra.
En
1908 y 1911, Pacelli rechazó ser profesor en derecho canónico de la Universidad La Sapienza de Roma y en la Universidad Católica de América,
respectivamente. Pacelli se convirtió en el subsecretario en el año 1911, y
secretario-adjunto en 1912 (posición que recibió durante el papado de Pío X y que mantuvo en el papado
de Benedicto XV) y en 1914 fue
secretario del Departamento de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios como
sucesor de Gasparri, quien fue promovido a cardenal secretario de Estado. Como secretario, Pacelli concluyó un
concordato con Serbia cuatro
días antes del asesinato del archiduque
Francisco Fernando de Austria en el atentado de Sarajevo que
desencadenó la Primera Guerra Mundial.
Durante el desarrollo de la Gran Guerra, Pacelli llevó el registro Vaticano de los prisioneros de
guerra. En 1915, viajó a Viena para
asistir a Monseñor Scapinelli —el nuncio apostólico en Viena— en sus
negociaciones con Francisco José I de
Austria sobre Italia.
El
papa Benedicto XV designó a
Pacelli como nuncio apostólico en
Baviera en 1917, consagrándolo obispo titular de Sardes e inmediatamente
elevándolo a arzobispo en la
Capilla Sixtina en 197, antes de que partiera a Baviera, donde se reuniría con
el rey Luis III el 28 de
mayo, y luego con el Kaiser Guillermo II. Como
por esa fecha no había nuncio en Prusia, Pacelli fue, por motivos prácticos,
nuncio de todo el imperio alemán, teniendo su nunciado extendido oficialmente
el 23 de junio de 1920 y en 1925 a Alemania y Prusia respectivamente. Muchos de los ayudantes de Pacelli en Múnich seguirían con él hasta el
final de su vida, incluyendo a la hermana Pasqualina
Lehnert, ayudante, amiga y consejera de Pacelli durante 41 años.
El
19 de diciembre de 1929, el papa Pío XI lo nombra cardenal presbítero del título
de Ss. Giovanni e Paolo y el 7
de febrero de 1930 secretario de
Estado, en sustitución de Pietro
Gasparri. Pesaron los años de servicio al dicasterio regido por
este cardenal, pero además Pacelli era sin duda el mejor experto en política
alemana y era Alemania el
país que marcaba el ritmo de la época.
Negoció
y firmó los concordatos de la Santa Sede con
el ducado de Baden (1932), la república de Austria (1933) y el reino de Yugoslavia (1935). Destaca
históricamente la firma del Concordato
imperial entre la Santa Sede y Alemania, con el apoyo de los
dirigentes conservadores y católicos alemanes Franz
von Papen y Ludwig Kaas.
Este Concordato sigue vigente hasta la actualidad.
Por
otro lado, una de sus actuaciones más importantes como Secretario de Estado fue
dar forma a la que luego sería la encíclica Mit
brennender Sorge, la cual supuso una dura condena de las políticas del
régimen nazi. Esta encíclica se escribió a iniciativa de los obispos alemanes,
redactada en Roma en un primer borrador por Michael
von Faulhaber, cardenal del título de Santa
Anastasia y arzobispo de Múnich y Freising. Pacelli fue el
redactor del texto definitivo. Fechada el 14
de marzo de 1937, fue leída en todas las iglesias alemanas el Domingo de Ramos (21 de marzo),
provocando la ira de Hitler. Fue
respondida por el aparato de propaganda del régimen a cargo de Joseph Goebbels. En su presentación de
la encíclica, el futuro Pío XII comparó a Hitler con el diablo y advirtió
proféticamente su temor de que los nazis lanzaran una «guerra de exterminio».
En
1938 bautizó en la capilla de la Orden de Malta al futuro rey Juan Carlos I.
Durante
la permanencia en el segundo cargo vaticano viajó
a los Estados Unidos, a Argentina, a Hungría y a Francia. Se reunió con mandatarios de
estos países, circunstancia que le empezó a otorgar gran proyección
internacional.
Pacelli
acumuló a la Secretaría de Estado (cargo al que no renunció ni aún siendo papa) los cargos de arcipreste de la
Patriarcal Basílica Vaticana (1930), de gran canciller del Pontificio Instituto
de Arqueología Cristiana (1932) y de Camarlengo de
la Santa Iglesia Romana (1935).
A
la muerte de Pío XI, la
organización de la sede vacante correspondió
a Pacelli por su cargo de camarlengo. Él, precisamente, era el candidato
favorito. Después de un cónclave de
sólo dos días y a la tercera votación, fue elegido papa. Era el 2 de marzo de 1939. Diez días después
fue coronado por el cardenal Camilo
Caccia-Dominioni, protodiácono de Santa Maria in Dominica.
En
el año 1939, tras el descubrimiento de una necrópolis bajo la Basílica de San
Pedro, Pío XII mandó realizar excavaciones que luego servirían para estudiar si
la Basílica había sido construida sobre la auténtica tumba del Apóstol Pedro.
Se hallaron varias tumbas antiguas y una de ellas tenía una inscripción que
señalaba que allí se encontraba enterrado el apóstol. En 1964 Pablo VI confirmaría que se
trataba de los restos de Pedro y en el año 2006 con Benedicto XVI se volvió a
confirmar este hecho.
Pío
XII fue un papa sin experiencia pastoral directa, ni en parroquias ni en diócesis, puesto que toda su carrera
se había desarrollado en la administración vaticana. Fue, en cambio, un
perfecto conocedor de la curia romana,
en la que se movió prácticamente toda su vida. Antes de su coronación y como medida
preventiva, redactó ante notario una carta de renuncia en el caso de que fuera
hecho prisionero por los nazis,
de forma que no ocurriera lo mismo que había acontecido con el apresamiento de Pío VII por Napoleón Bonaparte.
Varios
historiadores judíos, como Joseph Lichten, de
B’ha B’rith (organización judía dedicada a denunciar el
antisemitismo y mantener viva la memoria del genocidio nazi), han documentado
los esfuerzos del Vaticano en favor de los hebreos perseguidos. Según el mismo
Lichten, en septiembre de 1943, Pío XII ofreció bienes del Vaticano como
rescate de judíos apresados por los nazis. También recuerda que, durante la
ocupación alemana de Italia, la Iglesia,
siguiendo instrucciones del papa, escondió y alimentó a miles de judíos en la
Ciudad del Vaticano y en Castel Gandolfo, así como en templos y conventos.
Después
de la guerra, organizaciones y personalidades judías reconocieron varias veces
oficialmente la sabiduría de la diplomacia del
papa Pío XII.
El Congreso Judío Mundial agradeció
en 1945 la intervención del
papa, con un generoso donativo al Vaticano. En el mismo año, el gran rabino de Jerusalén, Isaac Herzog, envió a Pío XII una
bendición especial «por sus esfuerzos para salvar vidas judías durante la
ocupación nazi de Italia».
Israel
Zolli, gran rabino de Roma, quién como nadie pudo apreciar los esfuerzos
caritativos del papa por los judíos, al terminar la guerra se hizo católico y
tomó en el bautismo el nombre de pila del papa, Eugenio, en señal de gratitud.
Las
actitudes anticomunistas del papa Pío XII se volvieron más fuertes después de
la guerra. En 1948, Pío XII declaró que cualquier italiano católico que apoyara
a los candidatos comunistas en las elecciones parlamentarias de ese año sería excomulgado e instó a Azione Cattolica para que apoyara
a la Democracia Cristiana. En
1949, autorizó a la Congregación para la
Doctrina de la Fe a excomulgar a cualquier católico que militara o
apoyara al Partido comunista.
También condenó públicamente la Revolución
húngara de 1956.
Le
tocó ser el papa de la Guerra Fría,
y en este contexto su opción fue clara: ferviente anticomunismo y aproximación
a la nueva potencia emergente, los Estados Unidos de América. En este sentido resultó
determinante su amistad personal con Francis
J. Spellman, arzobispo de Nueva York y vicario militar de las fuerzas
norteamericanas, al cual nombró cardenal del título de Ss. Giovanni e Paolo (1946).
Terminada
la guerra, Pío XII también fue el vocero para instar a la clemencia y al perdón
de todas las personas que participaron en la guerra, incluyendo a los
criminales de guerra. Así también intercedió, mediante el nuncio apostólico en
Estados Unidos, para conmutar las sentencias de los alemanes convictos por las
autoridades de ocupación. El Vaticano solicitó el perdón para todos aquellos
que estaban condenados a muerte, una vez que se permitió la ejecución de
criminales de guerra en 1948.
Reconoció
explícitamente el régimen surgido en España de la Guerra Civil. En 1953 firmó
con el general Franco un concordato que daba base jurídica al llamado
Nacional-catolicismo español: con notables ventajas para la Iglesia a cambio
de la legitimación de
aquel sistema.
Pío
XII también realizó el concordato con Rafael
Trujillo de la República Dominicana en 1954. En este país los
derechos de la Iglesia católica fueron violados por los regímenes represivos.
Pío XII también excomulgó a Juan Perón en
1955 por sus arrestos a sacerdotes de la Iglesia.
Dentro
de la Italia de posguerra, a
pesar de la tutela y el favorecimiento al partido de la Democracia Cristiana,
llegó incluso a enfrentarse con su líder Alcide
de Gasperi por el rechazo de este a cualquier pacto con la extrema
derecha y en cambio por su interés en colaborar con la izquierda dentro de un
espíritu democrático. Pío XII movilizó todas sus fuerzas para impedir el acceso
de un socialista a la alcaldía de Roma en 1952, pero no lo consiguió.
El
1 de noviembre de 1950 y
mediante la constitución apostólica Munificentissimus
Deus promulgó la doctrina de
la Asunción de la Virgen como dogma de fe católica. Es el
último dogma que la Iglesia Católica ha
definido hasta hoy.
Uno
de sus últimos documentos fue la encíclica Fidei
donum (1957), por la que invitaba a toda la Iglesia a reactivar el
espíritu misionero, especialmente en África.
Los
últimos años del pontificado de Pío XII, comenzaron a finales de 1954 con una larga enfermedad,
durante la cual se llegó a considerar la abdicación.
Posteriormente, los cambios en su hábito de trabajo se hicieron notar. El papa empieza a evitar las
largas ceremonias, las canonizaciones y
los consistorios, y aparece la vacilación en asuntos personales. Durante
sus últimos años de pontificado, Pío XII empieza a demorar las designaciones de personal dentro del Vaticano, encontrándose cada vez más
difícil sancionar a los subordinados y designados como Ricardo Galeazzi-Lisi, que, después de
numerosas indiscreciones, fue excluido del servicio del papa en los últimos
años, pero manteniendo su título, fue capaz de entrar en los apartamentos papales para fotografiar
al papa moribundo; vendiendo luego las instantáneas a revistas francesas.
Pío
XII, tenía la costumbre de elevar a jóvenes sacerdotes como obispo, como Julius Dopfner (35 años) y Karol Wojtyla (38 años), este
último fue uno de sus últimos nombramientos en 1958. Él tomó una posición firme
contra los experimentos pastorales, tales como “sacerdotes obreros”, que
trabajaban a tiempo completo en las fábricas y se unían a los partidos
políticos y sindicatos. Continuó la defensa de la tradición teológica del Tomismo como digno de una reforma
continua, y como superior a las tendencias modernas, como la fenomenología o el existencialismo.
Desde
su enfermedad de 1954, el papa dirigía personas
laicas y grupos sobre una gama de temas sin precedentes. Con
frecuencia, se dirigió a los miembros de los congresos científicos, explicando
la doctrina cristiana a la
luz de los resultados científicos más recientes. A veces debió contestar
preguntas específicas sobre moral, que se dirigían hacia él. Para las
asociaciones profesionales específicas explicó la ètica profesional a la luz de las
enseñanzas de la Iglesia. Pío
concedió el honor de ser la “Universidad Católica de Filipinas” a la Universidad de Santo Tomás en Manila,
la más antigua existente en Asia.
Antes
de 1955, Pío XII trabajó durante
muchos años con Giovanni Battista
Montini. El papa no tenía un asistente a tiempo completo. Robert Leiber le ayudó en ocasiones con sus
discursos y publicaciones. Augustin Bea era
su confesor personal. La
madre Pascalina Lehnert fue
durante 40 años, su ama de llaves y asistente. Domenico Tardini, probablemente era el
más cercano a él.
Pío
XII murió de una insuficiencia cardiaca
aguda provocada por un infarto
de miocardio súbito en Castel
Gandolfo, la residencia de verano del papa. Tenía ochenta y dos años.
En
lo referente al análisis historiográfico acerca de la conducta del papa Pío XII
durante la Segunda Guerra Mundial y
en lo concerniente al pueblo judío y la
Shoá, se pueden reconocer tres períodos claramente distintos: una
primera etapa, que va desde 1945 hasta 1963, en la cual la comunidad internacional tenía una
imagen positiva del papel de Pacelli respecto a su intervención en favor del
pueblo judío; una segunda etapa, que se extiende desde 1963 hasta entrado el
siglo XXI, en la que predomina una visión de Pacelli como aliado de los nazis, y
una tercera etapa, en la que algunos historiadores vuelven a presentar una imagen
positiva del pontífice.
La
causa para la canonización de Pío XII fue abierta el 18 de noviembre de 1965 por el
papa Pablo VI. En marzo de 2007, la congregación recomendó que
Pío XII debería ser declarado Venerable. El papa Benedicto XVI lo hizo el 19 de diciembre de 2009, al mismo
tiempo que la de San Juan Pablo II.
Calle Pío XII: Distrito Centro - Barrio Centro
Enlaces en la Red:
Comentarios
Publicar un comentario