León Felipe (1884 - 1968)




LEÓN FELIPE CAMINO GALICIA, conocido como León Felipe (Tábara - Zamora, 11 de abril de 1884 - Ciudad de México, 18 de septiembre de 1968)


Poeta de España y del exilio republicano en México.

De familia numerosa, sus padres, Higinio Camino de la Rosa y Valeriana Galicia Ayala, y otros cinco hermanos: otro varón, Julio, y cuatro hermanas: Consuelo, Salustiana (Salud), Cristina y María. El padre, notario, ejerce su profesión en Tábara cuando nace su hijo Felipe, aunque dos años después fue destinado a Sequeros, en Salamanca, donde estuvieron siete años y luego a Santander. El padre toma posesión de la notaría correspondiente en noviembre de 1893 y se instala en la calle Atarazanas.

León estudia el ingreso en el colegio de Don Quintín Zubizarreta y el bachillerato en el Instituto, en el Colegio de los padres escolapios de Villacarriedo y de nuevo en el Instituto, desde 1898.

En 1900 comienza sus estudios universitarios: Farmacia. Tras el primer año preparatorio en Valladolid, continúa en la Universidad Central de Madrid terminando en 1905, pero seguirá hasta 1907 pues se plantea realizar el doctorado.
Vuelve a Santander, en la que ostenta la titularidad de una farmacia: la del Centro, en la calle San Francisco, y, más tarde, la de otra, más modesta, en la plaza de la Esperanza. Fallece su padre en marzo de 1908 y la situación económica familiar empeora; toda la responsabilidad familiar recae en Felipe Camino, quien, por otra parte, no muestra gran apego a su negocio, atraído tal vez por la práctica de otras aficiones, como el teatro (en el que participaba en sesiones de aficionados), las tertulias literarias, etc. Lo cierto es que tiene dificultades para devolver el dinero del préstamo que su padre había negociado y que le permitió establecerse. Tuvo que ceder todos los bienes a su acreedor, aunque continuó como arrendatario del establecimiento.

A comienzos de noviembre de 1912, abandona Santander, después de haber enajenado la farmacia que legalmente ya no le pertenece. Y así se cursa una denuncia contra él, que no puede, sin embargo, ejecutarse al no saberse su paradero. Las noticias de los amigos posteriores —Guillermo de Torre, por ejemplo— y sus propias manifestaciones lo sitúan en Barcelona y en Valencia, como actor de varias compañías teatrales. Reconocido y detenido en Madrid, es juzgado en Santander y condenado a prisión en abril de 1915 por un plazo algo mayor de un año y ocho meses, pena que cumple en la cárcel de Santa María Egipcíaca. En este tiempo parece comenzar su prehistoria literaria, ya que escribe unos sonetos, estimulado por la lectura continua de El Quijote. A mediados de 1916 está ya nuevamente en libertad. Se traslada entonces a casa de su hermana Consuelo, en Balmaseda (Vizcaya), para reanudar sus actividades de farmacia. Es ahora cuando se presenta el primer testimonio de su creación literaria, un poema que publica en el periódico Patria: fechado el 19 de enero de 1918 y lo dedica a la muerte de la hija del maestro de Balmaseda. A final de este mismo año, y ya el autor en Madrid, lo incluye, con otros cinco, en la revista Cervantes, de diciembre de 1918. Ese primer poema lo firma todavía como F. Camino de la Rosa.

A partir de 1918, su vida en Madrid tuvo que soportar condiciones precarias, llegando a la miseria. Ese año muere su madre en Valladolid.
Logra subsistir con traducciones y con sustituciones temporales en algunas farmacias: Villaluenga de la Sagra (Toledo), Piedralaves y Arenas de San Pedro (Ávila). Enferma de gravedad en la primavera de 1919 y, para reponerse y lograr algo de dinero, acepta la regencia de la farmacia de Almonacid de Zorita (Guadalajara) durante ese verano. Es en este lugar donde descubre su camino poético definitivo, escribe una buena parte de su primer libro y encuentra el nombre literario con el que fue conocido ya siempre: León Felipe (que él solía firmar con guión y minúscula: León-felipe). Realiza una lectura de su obra en el Ateneo de Madrid y publica una selección en la revista España, todo ello en 1919; al año siguiente, se produce la edición privada del libro, gracias a la ayuda de algunos amigos, con el título: Versos y oraciones de caminante.

Después de este primer éxito, León Felipe, por causas que no se conocen bien, decide solicitar una plaza en la colonia española de Guinea Ecuatorial, aportando su título de Farmacia, y fue nombrado administrador de hospitales en esos territorios en julio de 1920, después de una confusión causada por la duplicidad de sus nombres, literario y civil. Cumple sus tareas en Elobey (donde fue director interino del hospital), Bata y Santa Isabel (actual Malabo).

Aprovechando unas vacaciones en la Península, después de los dos años reglamentarios, al término de los cuales se le concede la medalla de África y la licencia de seis meses con sueldo, decide no regresar a su destino. Embarca entonces como emigrante hacia México, ya que en ese país residían dos de sus hermanas y puede establecer relaciones gracias a una carta de recomendación de Alfonso Reyes.

Realia el viaje en el vapor Cristóbal Colón y arriba a Veracruz, donde lo acoge su hermana Salud. Es ya el año 1923 comienza a impartir clases en la Escuela de Verano de la Universidad de México, circunstancia que le permite conocer a una joven mexicana, profesora de español en Estados Unidos, Berta Gamboa. A finales de 1923, León Felipe viaja a Nueva York para casarse allí con Berta. Entonces se gana la vida con clases de lengua española y estudia en la Universidad de Columbia, con Federico de Onís y, desde 1925, ejerce como lector de español en la de Cornell. Allí conoce a Waldo Frank, de quien traduce España Virgen (Revista de Occidente) y otros libros.

En 1929 termina un nuevo libro con el mismo título que el primero, Versos y oraciones de caminante.

La editorial del Instituto de las Españas en Estados Unidos publica Libro Segundo.

Destacan ahora las lecturas de Walt Whitman y de Nietzsche, entre otras, como la del Arcipreste de Hita. Ese mismo año coincidió en Nueva York con el poeta Federico García Lorca, de cuya obra, Romancero Gitano, publicó una reseña en la Revista de Estudios Hispánicos, y a quien habla acerca del poeta americano Walt Whitman.

Regresa a México con su esposa en 1930, aprovechando una licencia de año sabático. Su interés por la creación literaria parecía haberse reactivado y comienza a escribir Drop a Star. Un viaje a España, por sus vacaciones, coincide con el comienzo de la Segunda República, pero la vida de León Felipe estaba ya orientada en México. Vuelve otra vez a Madrid en 1934 y realiza diversas traducciones hasta comienzos de 1936. Su presencia literaria queda atestiguada por la inclusión de sus poesías en la segunda antología de Gerardo Diego (Poesía Española. Antología. Contemporáneos, 1934) y por la Antología personal que, como homenaje, le ofrecieron sus amigos en 1935. Sale hacia Panamá, esta vez como profesor de la Universidad de Panamá y, más tarde, agregado cultural de la embajada española.

Con el comienzo de la Guerra Civil León Felipe deja el país en septiembre de 1936. Ni siquiera pudo leer por la radio su reivindicativa despedida: Good bye, Panamá.

Durante los años de la guerra residie en Madrid, en el edificio de la Alianza de Intelectuales (calle Marqués del Duero), y en Valencia, en la Casa de la Cultura (calle de la Paz). Participa en mítines, alguno con Antonio Machado, y forma parte del consejo de la revista Hora de España, en la que también publica algunos escritos.

Su obra más significativa entonces es La Insignia, discurso poemático comenzado a raíz de la caída de Málaga en poder del ejército de Franco (febrero de 1937), y leído públicamente en el Teatro Coliseum de Barcelona el 28 de marzo. Después de asistir al II Congreso de Intelectuales y visitar Madrid y el frente de defensa de la capital, regresa el poeta con su esposa a Barcelona y de allí  parte a París, ya a finales de 1937. En la capital francesa se encuentra con otros escritores que serían amigos suyos y compañeros de exilio: Juan Larrea, Max Aub y José Bergamín, entre otros.

En junio de 1938 embarcaron León Felipe y Berta en el Bretaña, rumbo a México con escala en La Habana. En la travesía, León Felipe elabora algunos escritos de los meses anteriores y concluye El payaso de las bofetadas y el pescador de caña, que lee en La Habana.

Al llegar a México, el matrimonio se instala de nuevo en su casa de la calle Edison y comienza un período de intensa creación poética, en la que León Felipe expresa su conmoción por la tragedia de España —derrota de la verdad y de la justicia— y su exigencia de encontrar un sentido a la historia. Coincide entonces de nuevo con Juan Larrea y ambos, con Bergamín y otros intelectuales también refugiados en México, publican España Peregrina (1940-1941) que fue el germen de la importante revista Cuadernos Americanos (el primer número es de enero-febrero de 1942).

A partir de la nueva llegada a México, León Felipe se convierte en un poeta del exilio, una de las voces esenciales de la España peregrina, al haber hecho suyas —ya desde el comienzo de la Guerra Civil— las situaciones y los compromisos de los intelectuales republicanos.

Participa en los actos propios del momento, colaborando en revistas (Romance, por ejemplo) o recibiendo a los nuevos refugiados que iban llegando a la capital mexicana o leyendo en la Casa de España sus escritos, como Español del éxodo y del llanto (1939). De este primer momento proceden también sus obras: El Hacha (1939) y El gran responsable (1940). La dedicación a la literatura es, desde este momento, prácticamente total, no sólo por su creación poética, sino por las traducciones; sobre todo, la versión y paráfrasis de Canto a mí mismo de Walt Whitman (1941). La obra propia más importante y resumen de todo este período es Ganarás la luz (1943).

Su permanencia en México sólo se interrumpe durante los años 1946 a 1948, en los que realiza un largo viaje por muchos países de América Central y del Sur (excepto Honduras y Paraguay), impartiendo conferencias y recitando sus poemas. Este viaje le da ocasión de publicar su antología El viento y yo (Caracas, 1946) y la selección más conocida: Antología rota. (Buenos Aires, 1947). Este viaje fue financiado inicialmente por su sobrino, Carlos Arruza, torero mexicano, hijo de su hermana Cristina.

Al regreso, su vida discurre ya de manera más sosegada. Vuelve, sobre todo, con su afición por el teatro, a las obras de Shakespeare, que él traduce de manera muy personal y reelabora con respeto pero con suma libertad. Dentro de esta labor hay que mencionar sus versiones de Otelo, Macbeth, Noche de reyes y la inédita de Hamlet. Se ocupa también de una versión de Christopher Fry: Que no quemen a la dama. Escribe una obra propia, sobre una novela breve de Galdós: La manzana, y acepta adaptar cuentos literarios o tradicionales en unos breves guiones para televisión, que luego recoge parcialmente en El Juglarón. Prosigue su labor poética con la publicación de Llamadme publicano (1950).

En esa década León Felipe logra una consideración unánime dentro del panorama literario mexicano, de manera que tuvo la consideración de poeta nacional, y prosigue con su participación en homenajes y recitales en muchos centros e instituciones, en particular de los refugiados españoles. Muestra de su popularidad son los discos que, con su propia voz, se editaron en años sucesivos. De esa época hay que destacar algunos extensos poemas ocasionales y su libro, El ciervo (1958). Parte del tiempo de su escritura coincide con la enfermedad y la muerte de su esposa Berta (1957), hecho que llevó al poeta a una profunda crisis depresiva. A comienzos de los años sesenta estuvo hospitalizado en el Sanatorio Español de la capital mexicana. Desde Cuatro poemas con epígrafe y colofón (1958) no había vuelto a escribir, aunque en 1963 Losada publica en Buenos Aires un volumen que titula Obras Completas.

La muerte violenta de Rubén, un niño jorobado que vendía lotería en las calles y cafés de México, le hizo volver a la escritura con un poema que iba a ser el comienzo de un libro extenso: ¡Oh, este viejo y roto violín! (1965). Es tiempo también de homenajes. El presidente de México, entonces Gustavo Díaz Ordaz, le invita al Palacio Presidencial, y, al rehusar el poeta, debido al precario estado de su salud, él mismo fue a la casa de León Felipe, quien corresponde dedicándole un poema, Oh, el barro, el barro. Todo ello, a comienzos de 1967. Recibe también simbólicamente un bosque, plantado en Israel y dedicado a su nombre. Entre tanto sigue escribiendo: el libro Rocinante (1969) y algunos poemas, como Carta de viaje, que hubieran podido formar parte de un último libro, titulado Puesto ya el pie en el estribo. Pero muere en el Sanatorio Español, en la noche del 18 de septiembre de 1968.

Obras: Versos y oraciones de caminante, Madrid, 1920; Versos y oraciones de caminante. Libro II, New York, 1930; Drop a Star. Poema [Tercera versión], México, 1933; Antología, Madrid, 1935; La Insignia. (Alocución poemática), Valencia, 1937; El payaso de las bofetadas y el pescador de caña. (Poema trágico español), México, 1938; El Hacha, México,1 939; Español del éxodo y del llanto, México, 1939; El gran responsable, México, 1940; W. Whitman, Canto a mí mismo, trad., Buenos Aires, 1941; Ganarás la luz, México, 1943; El Viento y yo. (Antología), Caracas, 1946; Antología rota, Buenos Aires, 1947; Llamadme publicano, México, 1950; La manzana. (Poema cinematográfico), México, 1951; El ciervo. (Poema), México, 1958; Cuatro poemas con epígrafe y colofón, Madrid-Palma de Mallorca, 1958; El Juglarón, México, 1961; Obras Completas, Buenos Aires, 1963; ¡Oh, este viejo y roto violín!, México, 1965; Rocinante, México, 1969; Obra poética escogida, Madrid, 1975; Poesía, Madrid, 2004.

Calle León Felipe: Distrito Sur - Barrio San Sebastián

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