Gregorio Marañón y Posadillo ( 1887 - 1960)




GREGORIO MARAÑÓN Y POSADILLO (Madrid, 19 de mayo de 1887 - Madrid, 27 de marzo de 1960)

Médico, científico, historiador, humanista y académico.

Nace en el seno de una familia burguesa e ilustrada. Su padre, Manuel Marañón y Gómez Acebo, oriundo de Santander, abogado en el Madrid de la Restauración, consejero del Banco de España, diputado por Madrid y miembro de la Real Academia de Jurisprudencia. Su madre, Carmen Posadillo Vernacci, natural de Cádiz, de familia de origen cántabro, falleció tres años después del nacimiento de Gregorio. Cuarto de siete hermanos —uno de ellos, gemelo suyo, murió al nacer—. Durante su infancia y juventud trató a relevantes amigos de su padre: José María de Pereda, Marcelino Menéndez Pelayo —que le acompañó en su examen de ingreso escolar— y Benito Pérez Galdós, de cuya mano conoció la ciudad de Toledo.

En el curso 1902-1903, inicia los estudios de Medicina en la Facultad madrileña de San Carlos. En 1909, obtiene el Premio Martínez Molina, otorgado por la Real Academia de Medicina. El jurado queda desconcertado al comprobar que el autor del trabajo premiado, Investigaciones anatómicas sobre el aparato paratiroideo del hombre, aún no había finalizado su carrera de Medicina. En 1910, obtiene el Premio Extraordinario de licenciatura. Viaja a Alemania becado por el Ministerio de Instrucción Pública, donde trabaja con Paul Ehrlich y con el profesor Embden. A su regreso, publicó La quemoterapia moderna según Ehrlich. Tratamiento de la sífilis por el 606 y sus primeros trabajos sobre la enfermedad de Addison. En 1911, elabora su tesis doctoral, La sangre en los estados tiroideos, obteniendo el Premio Extraordinario de doctorado. Gana, por oposición, una plaza de médico de la Beneficencia Provincial, solicitando como destino el Servicio de enfermedades infecciosas del Hospital General de Madrid. En julio de ese mismo año contrajo matrimonio con Dolores Moya Gastón de Iriarte, hija de Miguel Moya, uno de los periodistas más influyentes de su tiempo, director de El Liberal, fundador y primer presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, senador y académico de la Real Academia de Jurisprudencia. Fruto de este matrimonio nacen cuatro hijos, un varón y tres mujeres.

Sus trabajos científicos y experimentales se centraron en la lucha contra las enfermedades infecciosas y la endocrinología, de la que fue pionero en España.

Publica La doctrina de las secreciones internas. Su significación biológica y sus aplicaciones a la Patología (1915). Con Teófilo Hernando codirige el Manual de Medicina Interna (1916), primer tratado de su especie elaborado por autores españoles. En 1918, viaja a Francia comisionado por el Gobierno español para estudiar la etiología de la epidemia gripal que asolaba España y elaborar propuestas para combatirla, entablando amistad con científicos europeos como Fleming, Babinski y Cushing. Por entonces, publica La edad crítica (1919), que sufrió diversas revisiones hasta la definitiva Climaterio de la mujer y del hombre (1937), y La diabetes insípida. Nuevas orientaciones sobre su patogenia y tratamiento (1920). Sus investigaciones sobre la adrenalina, resultaron fundamentales para sus innovadores trabajos sobre la emoción. Así, publica varios artículos: “La emoción” (1920) y “Contribución al estudio de la acción emotiva de la adrenalina” (1922). Al cabo de diez años de ejercicio profesional, goza de un amplio prestigio internacional como consecuencia de algunas de sus aportaciones a la ciencia clínica, como su descripción del síndrome pluriglandular, sus trabajos sobre insuficiencia suprarrenal, fisiopatología tiroidea, hipofisaria e hipotalámica, su concepto de edad crítica, sus aportaciones acerca de la emoción y los estados prediabéticos, el síndrome A-B-D, entre otras. Los tratados de endocrinología conocen como “signos de Marañón”, la mano hipogenital (1918) y la mancha roja tiroidea (1922).

Desde 1917, amplía el campo de sus inquietudes comenzando a publicar artículos sobre cuestiones sociales y políticas. En 1919, fue nombrado consejero de Sanidad y, en 1920, de Instrucción Pública —en sendos Gobiernos liberales—.

Ese mismo año viaja a Alemania para visitar hospitales y preparar las directrices del futuro Hospital del Rey. Por entonces, fallecieron tres personas que habían sido decisivas en su juventud, su padre, Miguel Moya y Benito Pérez Galdós. En 1921, adquirió y restaura el “Cigarral de Menores”, lugar de enorme trascendencia en su vida, en donde escribe una parte sustancial de su obra. En su casa toledana reúne a muchas de las personalidades españolas y extranjeras que configuraron la historia de su tiempo.

El 12 de marzo de 1922, a los treinta y cinco años, ingresa como académico de número en la Real Academia de Medicina. Su discurso versa sobre el Estado actual de la doctrina de las secreciones internas. En el verano de ese mismo año, protagoniza el famoso viaje a Las Hurdes junto a Alfonso XIII.

Dentro de las corrientes culturales e intelectuales de la España contemporánea, fue miembro destacado de la conocida como Generación del 14. Su biografía intelectual estuvo marcada por la defensa de los principios liberales —respeto y tolerancia hacia las ideas de los demás, la comprensión como pauta de actuación, la defensa de la libertad como valor humano esencial...—. En ese contexto, la interrupción del sistema político de la Restauración por la dictadura de Miguel Primo de Rivera, en septiembre de 1923, determinó su implicación en la vida política española.

Entonces, desde diferentes ámbitos científicos y culturales —como, por ejemplo, desde la presidencia del Ateneo de Madrid—, enarbola la bandera del liberalismo.

Su proximidad intelectual y personal con Miguel de Unamuno hace que el cese de éste en sus cargos universitarios y su destierro ahondasen el enfrentamiento de Marañón con la dictadura. En 1925, su desacuerdo con la política sanitaria de Martínez-Anido tiene como consecuencia su destitución como director del Hospital del Rey. En 1926 se produce la conspiración cívico-militar conocida como “La Sanjuanada”. Aunque no participa en ella, le fue impuesta una multa de 100.000 pesetas y sufre prisión en la Modelo de Madrid durante un mes, período durante el cual traduce la obra del inglés Friedrich Hardman, sobre el conocido héroe de la Guerra de la Independencia, El Empecinado.

Publica a finales de la década de 1920 una serie de trabajos científicos: Tres Ensayos sobre la vida sexual (1926) en los que se ocupaba, entre otras cosas, de los conceptos de “diferenciación sexual” e “intersexualidad”, que estaban en el fundamento de su idea de la sexualidad y que dieron origen, por ejemplo, a su famosa teoría del “donjuanismo” —que desmitificaba éste como arquetipo de virilidad—; Gordos y flacos (1926), sobre el tratamiento endocrino de la obesidad, y en la relación entre peso —constitución morfológica— y psicología y Amor, conveniencia y eugenesia (1929), acerca de la constitución familiar y los deberes que los seres humanos tienen para con la sociedad en función de su edad y sexo.

En enero de 1930, al terminar la dictadura primorriverista, se convierte en adalid del movimiento republicano.

Con la crisis de la Monarquía, funda e impulsa, junto a José Ortega y Gasset y Ramón Pérez de Ayala, la Agrupación al Servicio de la República, plataforma que auspicia la llegada del régimen republicano de 1931. En esta coyuntura es conocida la decisiva reunión que se celebra en su despacho el 14 de abril en la que el conde de Romanones y Niceto Alcalá- Zamora pactan la transición de la Monarquía a la República y la salida de Alfonso XIII de España. Su nombre suena como candidato a la presidencia de la Segunda República. Elegido diputado para las Cortes Constituyentes que elaboraron la Constitución promulgada en diciembre de 1931, en diversas ocasiones renuncia a ofrecimientos para formar Gobierno o ser ministro. La paulatina radicalización e intransigencia de la vida política española, le lleva a alejarse del primer plano político renunciando a su escaño en mayo de 1933.

En el verano de 1931, Marañón es nombrado catedrático de Endocrinología —era la primera vez que se dotaba a esa disciplina de entidad propia en la Universidad española—.

Es nombrado doctor honoris causa por la Universidad de La Sorbona (1932) y su elección como numerario de las Academias Española (1933), de la Historia (1934) y de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1934) —en las que ingresó en 1934, 1936 y 1947 respectivamente—.

En esos años publica sus primeros ensayos históricos fijándose, especialmente, en el género biográfico, siendo pionero de lo que se ha denominado “psicohistoria”: Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo (1930), Amiel. Un estudio sobre la timidez (1932), Las ideas biológicas del padre Feijoo (1934), El Conde-Duque de Olivares. La pasión de mandar (1936) o Tiberio. Historia de un resentimiento (1939), analizaba aspectos del comportamiento humano como la timidez, la pasión de mandar, la impotencia o el resentimiento.

Otros ensayos: Raíz y Decoro de España (1933), reflexiona sobre la circunstancia del hombre contemporáneo. Ante la crisis de las democracias parlamentarias liberales europeas y el auge de las dictaduras totalitarias, Marañón constata la defunción del liberalismo político en España, al tiempo que reivindica la defensa de los principios liberales como rectores de la conducta individual. Vocación y ética (1936), se ocupa de la preparación integral del médico y de su conducta y deberes con la sociedad.

En los meses finales de la Segunda República, realiza constantes llamamientos a la responsabilidad, a la comprensión, al respeto de la normalidad democrática y a la concordia civil. Cuando el 18 de julio de 1936 se produce la sublevación militar, Marañón, que se encontraba en Portugal visitando a un enfermo, regresa apresuradamente a Madrid para apoyar a la República. Sin embargo, los acontecimientos revolucionarios vividos en Madrid en los meses de agosto y septiembre, los asesinatos, así como su propio paso por las checas y las presiones que sufrió para que firmase algunos manifiestos, le distanciaron del régimen republicano. Al correr peligro su vida, a mediados de diciembre de 1936 parte hacia París. Desde allí, apoyó al bando “nacional” con artículos como Liberalismo y comunismo (1937), en donde se percibe su visión de la Guerra Civil como una lucha entre el comunismo y el anticomunismo, lo foráneo y lo español.

Como muchos de aquellos intelectuales, se percata del peligro que llamaron de “bolchevización” o “sovietización” del Gobierno de Madrid, pero no se da cuenta —o lo minimiza comparativamente— del peligro fascista durante la guerra.

En los años que permanece en París —hasta finales de 1942—, es autorizado a ejercer la medicina en los hospitales franceses y en su consulta privada. Escribe Luis Vives. Un español fuera de España (1942), Antonio Pérez (el hombre, el drama, la época) o Españoles fuera de España (ambas en 1947)—. Otros de sus ensayos que tienen como trasfondo la melancolía de España y el tiempo perdido como consecuencia de la Guerra Civil —Tiempo viejo y tiempo nuevo (1940), Elogio y nostalgia de Toledo (1941)—.

Realiza viajes a varios países de Latinoamérica (1937 y 1939), donde dicta conferencias y recibe diferentes honores académicos, como, por ejemplo, el doctorado honoris causa por la Universidad peruana de San Antonio de Cuzco y su incorporación a la Academia Nacional de Medicina de Perú.

Marañón regresa a España en el otoño de 1942. Desde su defensa del liberalismo ético, encabeza los primeros manifiestos que denuncian desde el interior la situación política y solicitan el regreso de los exiliados. Con algunas excepciones, como la de ciertos sectores del falangismo, el franquismo respeta su figura, lo que le permite amparar a otros españoles y difundir su pensamiento y conducta liberal influyendo, decisivamente, en ámbitos intelectuales y universitarios.

En 1944, se reincorpora al puesto de médico de la Beneficencia Provincial de Madrid y, dos años más tarde, en 1946, retoma su cátedra de Endocrinología, al tiempo que promueve la aparición del Boletín del Instituto de Patología Médica. En línea con su visión humanista de la ciencia, manifiesta su preocupación por su creciente y excesiva tecnificación en obras como el Manual de diagnóstico etiológico (1943) o La Medicina y nuestro tiempo (1954).

Publica algunas de sus mejores obras: Ensayos liberales (1947), sobre la pervivencia del liberalismo como pauta de conducta, Antonio Pérez (el hombre, el drama, la época) (1947).

En 1947, ingresa en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. En su discurso —dedicado a su predecesor, Santiago Ramón y Cajal— expone las principales pautas de su pensamiento científico y universitario.

Elegido numerario para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 1953. En 1956, ingresa en la corporación con el discurso El Toledo del Greco. En 1958, es nombrado primer presidente del Centro de Investigaciones Biológicas (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).

Nombra doctor honoris causa por la Facultad de Medicina de Oporto (1946), académico de Ciencias Morales y Políticas de París y de Ciencias de Nueva York (ambas en 1956), honoris causa por la Universidad de Coimbra (1959).

Como han señalado Pedro Laín Entralgo y Juan Rof Carballo, su labor docente estuvo marcada por dos claves didácticas: la creación de la especialidad de la endocrinología y la antropologización de la medicina.

Calle Doctor Marañón: Distrito Sur - Barrio San Sebastián

Enlaces en la Red

http://www.fernandobandres.es/una-mirada-desde-maranon-la-nueva-medicina-personalizada-del-siglo-xxi/ “Una mirada, desde Marañón, a la nueva Medicina personalizada del siglo XXI (I)” Fernando Bandrés
3.  http://dbe.rah.es/biografias/12917/gregorio-maranon-y-posadillo “Gregorio Marañón y Bertrán de Lis y Antonio López Vega”

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