Clara de Campoamor Rodríguez (1888 - 1972)
CLARA DE CAMPOAMOR RODRÍGUEZ (Madrid, 12 de febrero de 1888 - Lausana, 30 de abril de 1972)
Política, defensora de
los derechos de la mujer, creó la Unión Republicana Femenina. Fue
una de las principales impulsoras del sufragio femenino en España, logrado
en 1931, y ejercido por primera vez por las mujeres en las elecciones de
1933.
Hija de María Pilar Rodríguez Martínez, costurera, y Manuel
Campoamor Martínez, contable en un periódico. La familia paterna procedía de
Cantabria y Asturias, y la materna de Madrid y Toledo. El matrimonio tuvo otros
dos hijos, de los que sobrevivió Ignacio, que llegó a ocupar puestos de
responsabilidad política durante la II República.
En 1898, con diez años de edad, muere su padre por lo que deja los estudios para colaborar en
la economía familiar. Trabajó como modista, dependienta de comercio y
telefonista, y en las oposiciones de junio de 1909 consiguió plaza como
funcionaria de segunda clase del Cuerpo de Correos y Telégrafos del Ministerio
de la Gobernación, con destinos sucesivos en Zaragoza (unos meses) y San
Sebastián (cuatro años). En 1914, gana con el primer puesto por oposición, una
plaza en el Ministerio de Instrucción Pública, lo que le permite regresar a
Madrid, donde es destinada como profesora especial de taquigrafía y
mecanografía en las Escuelas de Adultas. Durante los años siguientes alterna este trabajo con los de traductora de francés, auxiliar mecanógrafa en el
Servicio de Construcciones Civiles del propio Ministerio, y secretaria de Salvador
Cánovas, director del periódico conservador, maurista, La Tribuna,
trabajo que le lleva a interesarse por la política y a publicar algún artículo.
En 1920 inicia sus estudios de
bachiller, consiguiendo el título el 21 de marzo de 1923, matriculándose luego
en la Facultad de Derecho, por la que se licencia el 19 de diciembre de
1924. Mientras tanto, participa en algunas asociaciones e
imparte varias conferencias. Con 36 años, se convierte en una de las pocas
abogadas españolas de la época, y pasa a ejercer su profesión.
Algunas fuentes deducen que sus ideas
sobre la igualdad de las mujeres la acercan al PSOE, y escribe el prólogo del libro Feminismo socialista de María
Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias. Pero nunca llegaría a afiliarse a
dicho partido, ni acepta la colaboración de los socialistas con la dictadura de Miguel
Primo de Rivera. Sí perteneció, en 1929, al comité organizador de la Agrupación
Liberal Socialista, que desapareció poco tiempo después. Clara y Matilde
Huici, republicanas y enemigas del régimen de Primo de Rivera, propusieron
—sin éxito y probable motivo por el que la abandonaron poco después de ingresar—
que dicha Agrupación se desmarcara de la dictadura.
Clara Campoamor mantuvo una gran
actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y
en la Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de
derechos de la mujer y la libertad política. Trabajó con Martí Jara, amigo
de Manuel Azaña en el embrión de Acción Republicana, en cuyo
Consejo Nacional figuró al principio. Sin embargo, nunca logró su ideal
estratégico: la unión de todos los republicanos y republicanas en un gran partido
de centro con Azaña.
Después de la rebelión de Ángel
García Hernández y Fermín Galán en Jaca, y el proceso contra el Comité
Revolucionario, Clara asumió la defensa de algunos de los implicados, entre los
que se encontraba su hermano Ignacio.
Tras proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada por la circunscripción de
Madrid capital en las elecciones de 1931 (entonces las mujeres podían ser
elegidas, pero no ser electoras) por el Partido Radical, al que se había
afiliado por haberse proclamado éste "republicano, liberal, laico y
democrático", constantes de su propio ideario político.
Formó parte de la Comisión
Constitucional encargada de elaborar el proyecto de la Constitución
de la nueva República integrada por 21 diputados. En dicho organismo luchó
por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de
los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y
el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo,
excepto lo relativo al voto, que tuvo que debatirse en las Cortes de
España.
La izquierda, con la excepción de un
grupo de socialistas y algunos republicanos, no querían que la mujer votase
porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a
favor de la derecha. Por ello, el Partido Radical Socialista enfrentó
a Clara con otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de
las mujeres. El debate final celebrado el 1 de octubre fue un acontecimiento.
Campoamor fue considerada como la vencedora, y en consecuencia, la aprobación
del artículo 36 que posibilitó el sufragio femenino se logró con 161 votos a
favor por 121 en contra. Contó con el apoyo de la mayor parte del Partido
Socialista —con algunas excepciones importantes como la de Indalecio
Prieto—, buena parte de la derecha, casi todos los diputados de Esquerra
Republicana de Catalunya y pequeños grupos republicanos como los
progresistas y la Agrupación de Defensa de la República. En contra se
posicionaron Acción Republicana, el Partido Radical Socialista y,
lo que más pudo contrariar a Clara, el propio Partido Radical salvo
otros cuatro compañeros.
Ni ella ni Victoria Kent consiguieron
renovar sus escaños en las elecciones de 1933. En 1934, Clara Campoamor
abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los
excesos en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias.
Pero cuando ese mismo año, intentó (con la mediación de Santiago Casares
Quiroga) unirse a Izquierda Republicana (fusión de radicalsocialistas,
azañistas y galleguistas), su admisión fue denegada. Fue entonces cuando
escribió y publicó —en mayo de 1935— Mi pecado mortal. El voto femenino
y yo, todo un testimonio personal de sus luchas parlamentarias.
Al estallar la guerra civil se
exilió y en 1937 publicó en París La revolución española vista por una
republicana, donde narró su experiencia en Madrid, mostrándose muy crítica
con el comportamiento de los republicanos. Vivió una década en Buenos
Aires donde se ganó la vida traduciendo, dando conferencias y escribiendo
biografías (Concepción Arenal, Sor Juana Inés de la Cruz, Quevedo). Intentó
regresar a España a fines de la década de 1940, pero desistió al conocer la
noticia de que estaba procesada por su pertenencia a una logia masónica.
En 1955 se instaló en Lausana
(Suiza) donde trabajó en un bufete de abogados hasta que perdió la vista. Murió
de cáncer en abril de 1972. Sus restos mortales fueron traslados algunos años
después de su muerte al cementerio de Polloe en San Sebastián (Guipúzcoa), y
se conservan en el panteón de la familia Monsó Riu por ser Clara madrina de la
familia.
En 1998 la Secretaría de Igualdad del
PSOE andaluz instituyó los Premios Clara Campoamor que
reconocen anualmente, uno por provincia y uno especial, a aquellas
personalidades o colectivos que se hayan significado en la defensa de la
igualdad de la mujer.
Calle Clara Campoamor: Distrito Oeste - Barrio Santa Isabel
Enlaces en la Red:
Comentarios
Publicar un comentario