Juan Montilla y Adán (1856 -1903)
JUAN MONTILLA Y ADÁN (Alcaudete, 27 de noviembre de 1856 - Úbeda, 13 de octubre de 1903)
Abogado, periodista y político. Ministro de Gracia y Justicia en 1902, a caballo entre el final de
la regencia de María Cristina de Habsburgo y el inicio del reinado
de Alfonso XIII.
Nace en Alcaudete en el seno de una familia notable. Su padre era médico, oriundo de
Ceuta y fue alcalde de Alcaudete. Su madre pertenece a una hidalga familia en
la que abundan los políticos. En Granada cursa el
bachillerato en el Colegio de San Bartolomé y Santiago, licenciándose, en 1873,
en la facultad de Derecho, en cuya Academia Filosófica y
Jurídica ingresa como socio-profesor en 1876. Muy joven marcha a Madrid donde
se inicia en el periodismo y comienza su trayectoria profesional como Abogado
del Estado, a la vez que empieza a militar en el Partido Liberal.
En
1878 lleva a cabo campañas periodísticas en Los Debates, publicación
fundada por José María Albareda en la que también escribían Nuñez
de Arce, Valera, Rodríguez Correa, Ferreras y Linares Rivas. Una
denuncia sufrida por Los Debates ante los tribunales de imprenta, le
dio la oportunidad a Montilla de ofrecer un notable discurso de
defensa. De la mano de Eduardo León y Llerena, entró en el periódico
sagastino La Correspondencia Ilustrada. También colaboró en La Iberia.
En 1881 es elegido diputado por el distrito de Guadix; en 1884 lo es por Granada y en
los años de 1893-1901 por Palma de Mallorca. A Jaén la representa como diputado
en 1886, 1891, 1896, 1898, 1899, 1901 y 1903. Su militancia política y su brillante
actividad parlamentaria la compatibiliza con numerosos cargos: Director
General de Correos y Telégrafos en 1893, Fiscal del Tribunal Supremo en 1901 y Ministro de Gracia y Justicia en 1902. Precisamente durante el
desempeño de esta cartera ministerial actuó como Notario Mayor del Reino en la
firma del acta de la mayoría de edad de Don Alfonso XIII. Durante su paso por
el ministerio propuso la abolición total de la pena de muerte en España.
Antes había tenido el honor de formar parte de la Mesa del Congreso que tomó
juramento a la reina viuda Dª Cristina, como Regente de España.
Tan agitada
vida no le hizo renunciar a sus raíces, recorriendo con asiduidad los pueblos
de la provincia y pasando largas temporadas en Úbeda, donde tuvo su casa en el
Palacio Vela de los Cobos, en razón a su matrimonio -en 1885- con María
Sabater, hija del influyente financiero y hombre de negocios Ignacio
Sabater y Arauco.
Fueron muchos los pueblos de la provincia que le dedicaron
calles y le enaltecieron con el título de “Hijo Adoptivo” en agradecimiento a
sus apoyos parlamentarios y a sus influencias en la alta administración
estatal, pues durante largos años encabezó en la provincia la representación
del Partido Liberal.
Formó parte, al menos nominalmente, de diversas instituciones
provinciales, entre ellas de la Real Sociedad Económica, donde ingresó junto
con su hermano Jerónimo, como “Socio de Mérito” el 11 de julio de 1895. Orador
parlamentario de reconocida elocuencia, profundidad y contundencia, sus
discursos parlamentarios, literarios y jurídicos, pronunciados en los años
1876-1900, fueron reunidos en un lujoso volumen editado en Jaén en 1900,
prologado por José Canalejas, obra que se le ofreció en un sonado homenaje
que se le tributó en Madrid.
El Ayuntamiento de Jaén le designó “Hijo Adoptivo”
tras propuesta presentada el 12 de marzo de 1898, y por moción aprobada en 17
de noviembre siguiente, dio su nombre a la antigua “Calle del Juego de Pelota”,
más conocida por el pueblo llano como “Carrera de Jesús”.
En las vísperas de la
Feria de Octubre de 1902, el entonces Ministro de Gracia y
Justicia visita oficialmente la capital. Llegó desde Espeluy en un tren
especial y tras un recibimiento multitudinario en la estación subió a la ciudad
en un elegante landeau, acompañado por el obispo Castellote Pinazo, el
Gobernador Civil Sr. Ortiz Casado y el alcalde de Jaén Cándido Carrasco
Díaz. Asistió a una misa en la
Catedral, ofreció una recepción en el salón del Ayuntamiento, visitó la
redacción del periódico La Unión fue agasajado en la Diputación con un
banquete servido por la “Fonda Francesa de Commenge y Compañía” que constituyó
toda una proeza, pues hubo que disponer cuatrocientos cubiertos y durante el
mismo se alternaron para amenizarlo cinco bandas de música. Para aquella visita
las calles se engalanaron con vistosos arcos triunfales. Uno de ellos,
levantado al comienzo de la Carrera, resultó tan monumental que luego lo
mantuvieron en pie durante muchas semanas, ya que para aquel Jaén provinciano
resultaba un orgullo viario del que presumir ante los forasteros. De ahí que
surgiera el refranillo tan repetido en nuestro lenguaje coloquial de “…ha
durado más que el arco de Montilla”.
Como era usual en aquellos agitados tiempos,
su paso por el Ministerio bajo la presidencia de Sagasta fue fugaz: de 17 de
mayo de 1902 al 15 de noviembre del mismo año. Y apenas se posesionó de su acta
de diputado en la legislatura de 1903, cayó enfermo, falleciendo en Úbeda el 3
de octubre de 1903 cuando se le consideraba ya como el sucesor de Canalejas.
Sus restos recibieron sepultura en el panteón de los Sabater, en la iglesia de
Santa María la Mayor.
Dado que un sector de sus amigos e incondicionales, entre
ellos Tomás Pérez y Pérez, Rafael del Nido Segalerva y Alfredo
Cazabán Laguna, así como los redactores del periódico La Unión, órgano del
Partido Liberal, estaban a su vez ligados con la Cofradía de Nuestro Padre
Jesús, influyeron en la Junta, que entonces presidía como Gobernador Julián
Caballero Alzate, para vincularle a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús,
entendiendo que su condición de Ministro de Gracia y Justicia podría resultar
favorecedora para la hermandad. Y así, en junta general de 1 de julio de 1902
se tomó el acuerdo de designarle “Cofrade de Honor”, disponiendo que el título
correspondiente, extendido en artístico pergamino, se le entregase a ser
posible ante la sagrada imagen, con motivo de una anunciada visita oficial a la
capital. Aunque Juan Montilla aceptó el nombramiento con esperanzadora
cordialidad y ofreció a N. P. Jesús su bastón de mando, su temprano e
inesperado fallecimiento cercenó los proyectos de protección y mecenazgo en
los que tantas esperanzas se pusieron. Este cofrade ilustre ocasionó –sin
intervención por su parte- que el Ayuntamiento llevado de sus impulsos áulicos
reemplazase, en 1898, el tradicional topónimo viario de “Carrera de Jesús” por
el de “Calle de Juan Montilla”, despropósito que permaneció oficialmente hasta
que por insistencia del cofrade y periodista Tomás Moreno Bravo, por acuerdo
municipal de 18 de enero de 1974, se determinó que el tramo primero de la calle
ostentara la tradicional denominación de “Carrera de Jesús” quedando el tramo
final próximo al Seminario como “Calle de Juan Montilla”. Antigua calle Juego de Pelota (Juan Montilla en 1895).
Calle Juan Montilla: Distrito Sur - Barrio San Felipe
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