Rafael Martínez Molina (1816 - 1888)




RAFAEL MARTÍNEZ MOLINA (Jaén, 24 de diciembre de 1816-Jaén, 14 de marzo de 1888)


Médico, cirujano, antropólogo y anatómico.
Nació en Jaén, en la calle Maestra Baja número 77, que actualmente lleva su nombre. Hijo de Francisco Martínez, modesto barbero y sangrador, y de Alfonsa Molina. Sus primeros pasos comenzaron en Jaén, donde se graduó en bachiller, posteriormente cursó dos años filosofía en la universidad de Granada, con la intención de seguir la carrera eclesiástica, proyecto que abandonó en 1836 y comenzó allí mismo sus estudios de medicina los cuales acabó en el Colegio de Cirugía de San Carlos de Madrid en 1845 (desde 1838 a 1845). Vivió durante este periodo en la calle Atocha.
Opositó a la plaza vacante de Ayudante Director de trabajos anatómicos (19-1-1.841) en el Colegio de San Carlos. Recibió el título de Bachiller en Medicina y Cirugía (11-7-1.844). Obtuvo el grado de Doctor en Medicina y Cirugía (16-5-1.846). En el mismo año fue nombrado catedrático sustituto permanente y tres años más tarde catedrático supernumerario de Anatomía general y descriptiva, Fisiología, Anatomía Quirúrgica, Operaciones, Apósitos y Vendajes. Sustituyó al decano de la Facultad de Medicina y Cirugía, Doctor Diego Argumosa y Obregón. Académico de la Real Academia de Medicina de Madrid, ocupando el sillón número 10 (20-3- 1.854). Primer médico del Hospital de San Jerónimo (1.854). La Reina Isabel II le concedió el título de Médico-Cirujano de la Real Familia (30-6-1.856). Universalmente conocido por el "Sabio andaluz" y la "Perla de San Carlos".
Fue discípulo predilecto del sabio médico madrileño doctor Fourquet, que además de excelente cirujano fue notable pedagogo, y a quién sucedió Martínez Molina en la cátedra. Al tiempo que desempeñaba la cátedra asistió como ayudante de profesor del Hospital General, como director de varias clínicas y del Hospital de San Jerónimo de Madrid, demostrando su celo y abnegación en la célebre epidemia del cólera del 1854-1855. Fue director del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, en Madrid.
Con el tiempo fue ganándose el reconocimiento de la gente y de sus propios compañeros, en 1853 obtuvo el título de doctor en ciencias naturales, siete años después de haber conseguido el doctorado en medicina y cirugía. En 1854 fue nombrado primero catedrático sustituto y tres años más tarde supernumerario de anatomía en la facultad de medicina de la Universidad de Madrid. Fue decano en la facultad de Medicina de San Carlos
Tal era su devoción por el saber y la enseñanza que fundó en su propia casa un Instituto Biológico al que acudían millares de alumnos, entre ellos a Manuel de Tolosa Latour (médico pediatra y escritor). Además de esta academia el prestigioso doctor dejó una gran cantidad de obras de medicina. Pronunció discursos en la inauguración de las sesiones de la Real Academia de Medicina de Madrid (1857), también el discurso sobre el cólera en la corporación a finales de 1865 relacionada con una de las fases epidemiológicas más difíciles sufridas en Madrid. Así como, discursos sobre las fiebres intermitentes perniciosas.
También se distinguió como escritor colaborando en El Siglo médico y en varias revistas profesionales y traduciendo numerosas obras extranjeras de medicina.
La antropología física fue otra de las disciplinas cultivadas por Martínez Molina. Le dedicó su tesis doctoral en ciencias naturales (1853) y un discurso inaugural de curso de la Universidad de Madrid (1878), en el que defendió las tesis espiritualistas frente al darwinismo. Publicó asimismo trabajos sobre diferentes problemas médicos, entre ellos, varios estudios teratológicos, memorias sobre aguas mineromedicinales y una temprana reflexión en torno al especialismo (1863). Además del manual de Van Kempen, ya citado, tradujo el tratado de anatomía descriptiva de M. F. Constant Sappey (1874) y los de cirugía de Alphonse F. M. Guerin (1875) y Auguste Nélaton (1876). Un médico perteneciente al grupo del "Instituto Biológico", Balbino Quesada, publicó (1880) uno de los mejores tratados de fisiología general aparecidos en la España del siglo XIX. Prologado por el propio Martínez Molina, el libro se ajusta básicamente a las ideas de ClaudeBernard, con un buen conocimiento de la bibliografía europea, incluida la alemana.
El día 14 de marzo de 1888, a los setenta y dos años de edad, falleció en su ciudad natal. 
Dejó varios legados, entre otros el instituido en la Sociedad Económica de Amigos del País que lleva su nombre para la adjudicación de un premio al “buen padre” y “al buen hijo”, el que instituyó en la Facultad Curso de Anatomía de Medicina para ser otorgado por votación entre los estudiantes del primer y el constituido en la Academia de Medicina y que se concede a la mejor memoria presentada sobre un tema relacionado con la Anatomía.
Entre sus obras: El hombre considerado en sus relaciones y bajo la influencia de los agentes naturales(1853), El siglo médico (1866) -revista médica del siglo XIX-, El antropologismo está relacionado con todas las ciencias (1878).
A los trece años de su óbito, sus discípulos y compañeros en el claustro de San Carlos le dedicaron un homenaje consistente en una sesión conmemorativa y el descubrimiento de una lápida en su casa de la calle Atocha. La artística lápida esculpida por Enrique Arévalo, dice textualmente: "1.816-1.888. Al sabio catedrático, al eminente médico, doctor don Rafael Martínez Molina, consagran este recuerdo a la casa en que vivió, sus discípulos y admiradores". Actuaron en la ceremonia el ministro de Instrucción Pública, Conde de Romanones, en representación del Gobierno; los doctores Van-Baumberghen, en representación de los alumnos premiados; F. de Castro, en representación de los profesores de la Facultad de Medicina; don Joaquín Ruiz Jiménez, por la del pueblo de Jaén; el doctor F. Plaza en representación de la familia, y el doctor J. Calleja en nombre de la Comisión. Una réplica de la misma se colocó en la casa donde naciera, C/, Martínez Molina nº 77. El Pleno del Ayuntamiento de Jaén, presidido por el Alcalde, don Alberto Cancio y Uribe.
La calle Martínez Molina se encuentra a mitad de camino entre el barrio de La Merced y San Juan. Es una de las columnas vertebrales del barrio antiguo de Jaén, extendiéndose entre la peatonal calle Maestra, y el viejo barrio de la Magdalena. Esta calle atraviesa los barrios más antiguos de Jaén.Esta calle milenaria era antaño parte de la llamada Maestra Baja que junto a la conocida como Maestra Alta (Almendros Aguilar) eran las arterias principales de la ciudad ya que unían el barrio de La Magdalena con la Mezquita Mayor (hoy Catedral) y la Merced, aunque la parte comprendida entre la plaza de Santa María la de la Audiencia sigue llamándose Maestra.
El tramo comprendido desde esta última plaza y la de Santa Luisa Marillac (el pato) se le dedicó a este personaje jiennense.
Esta calle conserva algunas casas señoriales como las de los Coello que pertenece a Telefónica, aunque muchas han desaparecido. Su comercio ha sido siempre importante, podemos recordar algunas de sus tiendas casi familiares de antaño como las tabernas de los Parrales, Josito, o Marcelino en este se encontraba la peña taurina Antonio Bienvenida, al principio de la calle estaba la lechería de los hermanos Ignacio y Alfonso Martínez “los pacarros “ que vendían la leche a granel en cántaras y medidas de latón, las tiendas de alimentación, de Sixto, de Oya o la de los “guapos” los ropavejeros, el taller del célebre “hornero de los caños” donde en uno de los pisos del mismo edificio vivió La Niña de la Puebla en la Guerra Civil Española, la confitería La Campana, la heladería “media oreja”, el bar La Segunda, zapatería Torres, el Barato la farmacia del nº 35 que actualmente se encuentra en el mismo lugar etc. No podemos olvidar al A.T.S. conocido como “Juanito el practicante” que vivió en el final de esta calle, derroche de profesionalidad y bondad, su labor social-sanitaria entre los necesitados en la posguerra fue muy importante.

Calle Martínez Molina: Distrito Casco Antiguo - Barrio San Juan

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